miércoles, 28 de noviembre de 2012

Lunares XIV


En la infancia nuestro nombre no es nada, una simple llamada a la que responder. Luego, vamos llenando de contenido ese sonido hasta formar el rostro de un tirano al que no podemos traicionar bajo pena de incoherencia.

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A ese enorme malentendido entre luz y oscuridad lo llamamos identidad.

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Aunque todo cambia a su alrededor, él es siempre su mismo paisaje.

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La costumbre oscurece muchos relámpagos.


Imagen: Marcos Zafra.

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