DICCIONARIO ONDULANTE DE RAMÓN EDER
Abrir el propio
armario es ver alineados los disfraces de un actor.
Bastante hace el
que nos conduce a la puerta de una revelación y después desaparece.
Ciertas cosas no
hay que contárselas a nadie, incluso ni a uno mismo.
Dormir bien es
tener solucionado un tercio de la vida.
El carácter se
forma los domingos por la tarde.
Fracasa con
dignidad quien no le echa la culpa de su fracaso a fuerzas exteriores
Guardar cosas feas
porque tienen un valor sentimental corrompe el gusto.
Hay personas tan
pedantes que cuando se callan se callan en latín.
Ir llorando por el
camino de la verdad tiene menos mérito que ir sonriendo.
DebaJo de un pino se
piensa diferente que debajo de una palmera.
A todo escritor, si se descuida,
se le escapa un hayKu.
Los escritores no
sirven para nada, excepto para dar sentido a las cosas.
Muchas veces he
intentado echar raíces, pero siempre me lo han impedido las alas.
Nadie olvida la
frase con la que fue expulsado del paraíso.
EmpeÑarse en olvidar
algo es recordarlo para siempre.
Ocultaba un defecto
de su cara con unas faldas cortísimas.
Para conseguir
ciertas cosas uno tiene que olvidarlas.
Que nadie se
asuste, pero mamar es una especie de canibalismo.
Rebelarse es
revelarse.
Somos inmortales
todos los días de nuestra vida, excepto uno.
Todo escritor puede
crear un premio internacional de literatura y concedérselo a sí mismo por
unanimidad.
Un libro de
aforismos debe ser como una de esas fiestas en las que hay mujeres
sensacionales, pero en las que hay una que es literalmente inolvidable.
Volvía siempre que
podía al lugar del crimen que no había podido cometer.
EXaminó con detalle
las características de la trampa en la que había caído y la encontró
confortable.
¡Y pensar que cuando
compramos un cuaderno ahí podíamos escribir una obra maestra!
La inmadureZ es una estrategia
para retrasar la putrefacción.
Ramón Eder (Lumbier, Navarra, 1952), aforista: destilador del
pensamiento, extractor de las piedras de la cordura, buceador en arenas
movedizas, fotógrafo incansable de sus propios pasos, restaurador de las ideas
raídas, ironista, literato portátil y recolector de frutos solares. Ha escrito
poesía (Axaxaxas mlö, 1985, y Lágrimas de cocodrilo, 1998), relato
breve (La mitad es más que el todo,
1998) y catálogos de pensamiento breve (Hablando
en plata, 2001, Ironías, 2007, El cuaderno francés y La vida ondulante, 2012). Aquí dejo una
muestra de los aforismos de este último libro ordenada en forma de alfabeto,
para las ocasiones en las que nos quedamos sin palabras.