Las manecillas del reloj nos propinan dolorosos manotazos.
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Aquel anciano que aún apuraba su juventud.
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A los tímidos se les abre un mundo lleno de imposibilidades.
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¡Qué descanso, cuando uno se arranca la personalidad!
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Esos mendigos que caminan entre los coches como en una helada estepa rusa.
Imagen: La persistencia de la memoria. Salvador Dalí.
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